Clamidiosis Felina: Qué Es, Síntomas y Tratamiento
¿Qué es la Clamidiosis Felina?
La clamidiosis felina es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Chlamydophila felis, que afecta principalmente los ojos de los gatos, generando una conjuntivitis que, de no tratarse a tiempo, puede extenderse a otros órganos.
¿Cómo se Transmite la Clamidiosis Felina?
Esta bacteria no sobrevive mucho tiempo fuera del cuerpo del gato, por lo que el contagio suele darse entre felinos a través de secreciones oculares, nasales y vaginales, o incluso a través de heces.
Los gatitos recién nacidos pueden contagiarse durante el parto si la madre está infectada, y en este caso suelen desarrollar conjuntivitis grave poco después de nacer.
Los objetos que han estado en contacto con secreciones de gatos infectados, como comederos, bebederos y camas, también pueden ser fuentes de transmisión, así como el contacto con personas que manipulan a los animales infectados sin seguir medidas de higiene adecuadas.
También existen riesgos de transmisión indirecta, ya que las personas y objetos como comederos, bebederos y camas que han estado en contacto con un gato infectado pueden transportar la bacteria.
Consejos para reducir el riesgo de contagio:
- Mantener buenas condiciones de ventilación y limpieza en los espacios donde conviven los gatos.
- Evitar el hacinamiento, partos no controlados y lactancias en ambientes sin aislamiento.
- Limitar el acceso de gatos infectados a los espacios compartidos por otros animales.
Síntomas de la Clamidiosis Felina
La clamidiosis afecta principalmente a los ojos, causando síntomas que pueden ser inicialmente unilaterales (un solo ojo) y luego afectar a ambos ojos. Entre los signos más comunes están:
- Secreción ocular (inicialmente clara y luego más espesa)
- Ojos rojos e inflamados
- Blefarospasmo (ojos entrecerrados)
- Conjuntiva enrojecida
- Membrana nictitante visible debido a la inflamación.
A medida que la infección progresa, las secreciones pueden volverse más densas y los síntomas empeorar con edema, quemosis o infecciones secundarias.
Estos síntomas pueden durar hasta 4 semanas, siendo en gatitos las conjuntivitis más severas y de mayor duración. Encontramos animales que tienen latente la infección, debido a que su sistema inmune mantiene los síntomas controlados, pero si se produce un estímulo estresante puede desencadenar la reactivación de la enfermedad.
Aunque la mayoría de los síntomas afectan la zona ocular, en casos graves, la bacteria puede llegar a órganos como el pulmón, el hígado, el bazo y el sistema reproductor, produciendo otros síntomas de tipo inespecífico, como:
- Secreciones nasales
- Dificultad para respirar.
- Fiebre
- Letargia
- Pérdida de peso.
- Ganglios inflamados
- Gastritis
- Cojera
- Abortos espontáneos
Aunque el riesgo es bajo, Chlamydophila felis ha causado conjuntivitis en humanos, por lo que es importante extremar la higiene, especialmente tras aplicar el tratamiento tópico en gatos infectados.
Tratamiento de la Clamidiosis Felina
El tratamiento debe ser indicado por un veterinario, quien generalmente recetará un antibiótico específico administrado por vía oral junto con un tratamiento ocular tópico. El tratamiento se mantendrá al menos un mes o hasta cinco días después de la desaparición de los síntomas para asegurar la recuperación total y evitar recaídas.
Además, se recomienda tratar a todos los gatos que convivan con el animal infectado, especialmente en ambientes colectivos como albergues y colonias, para minimizar el riesgo de reinfección.
Prevención de la Clamidiosis Felina
Para prevenir la clamidiosis felina, existen vacunas inactivadas o de virus vivos modificados contra Chlamydophila felis. Se recomienda vacunar a los gatos en situaciones de alto riesgo, como aquellos en refugios, colonias o donde la clamidiosis es endémica.
Otras medidas preventivas incluyen:
- Mantener una higiene estricta en las instalaciones, limpiando superficies con desinfectantes como hipoclorito de sodio.
- Realizar cuarentenas de tres a cuatro semanas para gatos nuevos o potencialmente expuestos.
- Evitar introducir gatos no vacunados en entornos de riesgo.
- Evitar situaciones de estrés, ya que favorece la reactivación/reinfección de la enfermedad.
- Asegurar una buena ventilación y espacio para cada gato.
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